El trabajo conjunto entre distintas áreas de Chuquicamata y empresas colaboradoras permitió asegurar el cumplimiento normativo con un arduo trabajo de ingeniería, planificación, construcción y estrictos controles de seguridad.
Almacenar ácido sulfúrico nunca es sencillo porque se trata de un líquido altamente corrosivo, esencial para la minería y regulado por estrictas normas de seguridad. En ese contexto, la normalización de 39 estanques en Chuquicamata representó un desafío de alta ingeniería y una exhaustiva coordinación entre equipos.
Este esfuerzo fue liderado por la Gerencia de Proyectos (GPRO), con el objetivo de asegurar que toda la infraestructura destinada al almacenamiento del ácido cumpliera rigurosamente con el Decreto Supremo 43, que establece los requisitos para el manejo de sustancias peligrosas. Este marco normativo regula aspectos como la autorización sanitaria, los sistemas de contención y el control de acceso, garantizando una operación segura para las personas y el medio ambiente.
“Como Corporación debemos cumplir con todos los decretos y leyes que sustentan las operaciones mineras, sobre todo lo referido a lo ambiental porque debemos operar responsablemente en toda nuestra línea y mantener una operación sustentable. Además, siempre debemos estar alertas, ya que las normativas se vuelven más exigentes”, afirmó Guillermo Reyes, director de Estándares y Controles de la GPRO.
La magnitud del proyecto exigió una minuciosa planificación, integración entre gerencias y la participación de empresas especializadas en fabricación, construcción y control técnico. Marcos Vega, director de Cartera Proyectos de Servicios, explicó que “estamos en la etapa de entrega física y con 830 mil horas persona consumidas sin accidentes. Esto es muy importante desde el punto de vista de interferencias y trabajo constructivo”, considerando que el despliegue implicó labores en Refinería, Fundición, Concentradora, Extracción y Lixiviación, Hospital del Cobre y Servicios y Suministros.
Estanque 800-TK-03
Entre las 39 instalaciones normalizadas, hubo estructuras cuya criticidad operativa exigió un diseño y ejecución particularmente minuciosos. Ese fue el caso del estanque 800-TK-03 que con 1.200 m3 de capacidad, alimenta a la Gerencia de Extracción y Lixiviación.
Marcos Díaz, inspector técnico de obra de SGS Siga, detalló la relevancia del nuevo estanque: “Una vez que traspasamos el sistema de control del estanque antiguo al nuevo, el estanque tiene que entrar a operar de inmediato, por eso es tan importante la calidad y la seguridad. Ellos acumulan ácido acá y van entregando a la planta de acuerdo con su necesidad. Entonces, cuando tienen una falla aguas arriba, el estanque sirve para operar la planta sin tener que detenerla”.
Cabe destacar que este estanque posee una vida útil estimada en 30 años y que su CAPEX -inversión para mejorar o adquirir activos a largo plazo- asociado alcanza los 43 millones de dólares.
La verificación de calidad fue otro eje fundamental para asegurar la integridad operativa de éste y los otros estanques. Sobre este proceso, María José Carozzi, ingeniera de Calidad de SGS Siga, mencionó que lo más complejo fueron “las pruebas que tuvimos que realizar, pruebas de tintas penetrantes, a sus componentes y finalmente la prueba de estanqueidad que es uno de los hitos que fueron más relevantes al garantizar la ausencia total de filtraciones”.
El proyecto de normalización refuerza una operación más segura, sostenible y preparada para responder a los desafíos de la industria, reafirmando el compromiso de Chuquicamata con estándares que no sólo cumplen la normativa vigente, sino que buscan anticiparse a futuras exigencias regulatorias y operacionales para proteger a las personas, el entorno y la continuidad operacional.
